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Latinoamérica entrelaza sus luchas a través de distintos movimientos que han construido la historia de un pueblo que renace una y otra vez de sus cenizas, de la colonización y el saqueo, de la violación y el genocidio. Lxs campesinxs, lxs negras, lxs originarixs, lxs luchadorxs de esta tierra, nuestra tierra construyeron lazos enredados de empatía, solidaridad y sororidad, empapados de ternura y esperanza que sin importar las fronteras que nos quisieran trazar, nos han mancomunado en una gran Abya Yala que busca la libertad de sus pueblos y territorios.
Somos herederas de la lucha de esos feminismos, los latinoamericanos, que con organización ancestral nos marcan nuestras tareas actuales. En ese sentido vemos indispensable el pensar cuáles son nuestros espacios.
Las calles, en las que la unión debe primar para luchar contra un patriarcado asesino, contra un racismo esclavista, contra el capitalismo explotador y el estado opresor. 
Las asambleas en las que la escucha y la propuesa deben entrecruzarnos para construir y conquistar nuestros derechos, como el aborto legal, la implementación de la ESI, y un sistema de salud científico, laico, público y gratuito que aporte en que decidamos sobre nuestros cuerpos.
Los encuentros plurinacionales y disidentes que deben consolidarse como las postas en la camino de la construcción de feminismos populares, decoloniales, antipatriarcales, latinoamericanos, antiimperialistas.


Organizadxs en nuestro territorio, la FAU en la UNLP.

La violencia machista heteropatriarcal es sistemática, la sufrimos en los espacios que habitamos, a cualquier edad y en cada rincón del mundo. Es transversal y también se filtra en la facultad, sometiendo a docentes, no docentes y estudiantes en distintas prácticas heteropatriarcales. Por eso, nos hemos estado organizando y encontrando en el ESPACIO DE GÉNEROS, repensándonos y reconstruyéndonos en el transfeminismo atipatriarcal, antiracista, anticolonial, antiimperialista y popular.
Mientras que las herramientas de la UNLP para la protección y el acompañamiento de las víctimas no sirven, nosotrxs nos encontramos con compas de otras facultades y espacios para discutirlas y construir nuevas y mejores herramientas que erradiquen las violencias dentro de nuestros territorios.
Nos queda mucho por conquistar, por aprender y desaprender, por destruir y construir.
Pero somos muchxs, una gran manada que grita llena de dolor, de rabia, que está furiosa y que no se calla más.
Hasta que toda nuestra Latinoamérica sea socialista y transfeminista!

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